Ayer vi por fín la nueva obra maestra de Clint Eastwood y no puedo por menos que dedicarle unas líneas. Su Gran Torino es una película de culto que refleja una realidad americana muchas veces difícil de reconocer y aceptar para sus ciudadanos, y ésta nos es mostrada a través de los ojos de un veterano de Vietnam cuya pertenencia más preciada tras la muerte de su mujer es un precioso Ford Gran Torino de 1972 al que él mismo instaló la dirección en la cadena de montaje cuando trabajaba en la compañía, a parte de su rifle de asalto M-1 claro.
El coche apenas sale en la película pero su trasfondo siempre está presente y el garaje donde Clint guarda su preciosa joya es el sueño de cualquier hombre que se tenga por tal. Un compendio de herramientas para todos los usos y utilidades acumuladas durante una vida entera y una mesa de trabajo que es un canto a las manualidades acompañan a este coche producido por Ford Motor Company para el mercado americano entre 1968 y 1976 y que fue todo un icono de la década de los 70, un modelo que marcó una nueva línea dentro de los deportivos y sedan norteamericanos. Para uso diario Walt Kowalsky, el prota de orígenes polacos de la cinta, utiliza una furgoneta Ford pick up típica del medio oeste americano que también merece la pena admirar.
Por cierto, Starsky & Hutch perseguían a los malos a lomos de un Gran Torino también. Buena semana
muchas felicidades borja por lo de motorpasion!! saludos a tu papa!
Muchas gracias Alvaro, en ello estamos, en la lucha diaria!
es un veterano de la guerra de corea, no de vietnam
Muchas gracias por la aclaración Nacho!