El Scirocco es un coche duro en términos generales y su comportamiento está sin duda más próximo al del Golf GTI, que por cierto le aventaja en personalidad, aunque la llegada del Scirocco R puede poner fin a este problemilla. Sus ejes provienen del chasis de aquel y sus amortiguadores y barras estabilizadoras se han adaptado al nuevo reparto de pesos y a la posición más baja de los asientos, aportando ese plus de deportividad y mejora del comportamiento en curva ya comentado.
Su suspención incorpora el sistema DDC (control adaptativo de estabilidad), que permite configurar el coche en tres modos distintos: Normal, Deportivo o Confort. Este último se recomienda para carreteras en mal estado para circular a velocidades bajas. En conjunto se tiene la clara sensación de estar a los mandos de algo más “gordo” la verdad.
El puesto de conducción y los asientos deportivos invitan a ir un poco más allá en cada curva porque sujetan tanto que para algunos llegarán a ser incómodos cuando los brazos de la banqueta se claven en los muslos. Además no hay demasiada sensación de amplitud en el interior y eso incide en su concepto deportivo, algo en lo que la instrumentación flojea por cierto. Le falta carácter.
Las salidas de ventilación centrales son además las mismas que tiene el Eos y el salpicadero es similar a la de modelos recientes como el Tiguan o el Passat CC, lo que también baja el look sport algunos enteros. Eso sí, los acabados tienen una muy buena calidad en general. El aislamiento de las puertas, a pesar de no tener marco, es remarcable, dando esa sensación de bloque granítico que no es nada nuevo en el mundo Volkswagen.
Entrando en el aspecto lúdico, opcionalmente puede llevar un techo solar panorámico que se eleva 39 milímetros mediante un botón y es muy atractivo y recomendable, ya que a la vez que mejora la estética. Tiene una persiana para tapar la luminosidad si es necesario, aunque según Volkswagen el cristal absorve el 99% de los rayos ultravioleta, el 97% del calor y el 80% de la luz visible.
Lo que queda en el recuerdo tras la conducción del Scirocco es un cúmulo de buenas sensaciones que pocos coches de su precio pueden ofrecer. Lo primero tiene que ver con la sonoridad de su motor, que se oye y se siente como en el GTI y además como circulamos más bajos y próximos a la horizontal que marca la ubicación del motor, se incrementa la deportividad y el disfrute de su avispado conductor. ¡Qué gran elección!
buen articulo, se nota que conoces muy bien el mundo de los coches. gracias