
No puedo terminar el año sin recordar la prueba que hice del M3 a principios de primavera con su nuevo cambio de doble embrague, merece la pena contároslo. Un mito, una leyenda, una deidad. Cuando se buscan adjetivos para un automóvil que sólo con nombrar hace vibrar a los entusiastas más acérrimos del motor las calificaciones sobran y este ha sido sin duda su gran año, la fecha en la que ha podido demostrar que ante la avalancha de rivales con armas suficientes para derrotar a un ejército se sigue manteniendo más que en forma. Sigue siendo la herramienta total, el capricho con el que engañar a tu mujer ya que simplemente te has comprado un coupé atractivo, la maquina con la que «transportar» a tu familia en cualquier ocasión y el juguete con el que volver a ser un niño y a disfrutar sin límites.
En 1986 la primera generación de esta joya ya demostraba su carácter deportivo con un motor de cuatro cilindros y casi 200 caballos de potencia basada en la serie E30. Ahora, 20 años después, llegaba la cuarta generación del maravilloso M3, la E90, que incorpora un propulsor de ocho cilindros y 420 caballos, una mecánica que adopta elementos desarrollados en la Fórmula 1 y con la que este auténtico icono de BMW acelera de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y alcanza una velocidad máxima –limitada electrónicamente- de 250 km/h, siendo el primer M3 con motor V8, que a pesar de sus 4,0 litros pesa 15 kilos menos que el saliente de seis cilindros. Su techo de carbono, material de competición que refuerza la estructura, aligera el peso y baja el centro de gravedad, su suspensión inteligente, totalmente de aluminio, y su ESP con especificaciones ultradeportivas permiten mantener el coche siempre en la trayectoria hagamos lo que hagamos, haciéndome sentir un consumado volantista sin dificultad y su estética, elegante pero imponente, no hacen más que confirmar cual es la mejor compra por su ajustado precio, y si lo que quieres es la cuadratura del círculo nada más que incorporarle la caja de doble embrague para que te traslade a otra dimension.
En el interior echo en falta un ambiente más racing y diferenciado, como unos buenos baquets que le vendrían de perlas o un salpicadero con más detalles M, pero la postura de conducción roza la perfección. El conflictivo MDrive permite en este deportivo guardar y recuperar la configuración específica que el conductor desea usar para el motor, suspensión, amortiguación y dirección y su uso sólo requiere acostumbrarse, no es para tanto la dificultad que entraña. Las mejoras aerodinámicas no son irreconciliables con la apariencia «M» y la frenada regenerativa sirve para dar energía al sistema eléctrico interno y para mejorar la eficiencia del motor, un prodigio de consumo si lo ponemos en relación con sus prestaciones estratosféricas y con las sensaciones que transmite. ¿La maquina perfecta? Para mi sin duda.
Motor: gasolina, 8 cilindros, 4 litros.
Potencia: 420 cv. Consumo: 12,4 l/100km
Precio: desde 71.200 €

Yo estuve dentro y ratifico lo dicho.
se sale…