
Hay coches que están llamados a marcar un antes y un después de la marca que los fabrica y está claro que el LFA es ese punto para Lexus, la rama Premium del gigante japonés Toyota. Su diseño sigue los códigos estilísticos de la casa, las directrices L-finnesse con toques originales que le dan una presencia agresiva, con un larguísimo capó que cobija un V10 colocado en posición delantera-central. Los faros, con tecnología bi-xenón, contrastan con las cortantes entradas de aire frontales, los retrovisores dirigen el flujo de aire a las tomas de refrigeración traseras y todo tiene una función que cumplir. Eficiencia pura vamos.
La triple salida de escape trasera emana una personalidad arrebatadora y el camuflado spoiler trasero, que se eleva hidráulicamente para incrementar el apoyo aerodinámico a partir de los 80 km/h no resta un ápice de elegancia a la angulosa trasera. Un difusor de fibra de carbono atraviesa el coche longitudinalmente, ayudando a mantenerlo estable a altas velocidades, algo a lo que su coeficiente aerodinámico de 0.31 también ayudará.
