Nos habíamos quedado en el tipo de carreteras soñado por los aficionados a los coches de verdad, de las de «afinar la mira y disparar», y aquí es donde el Abarth Grande Punto es de una eficacia excepcional y permite ritmos que pondrían a deportivos con el doble de potencia a la suya en serias dificultades para acompañarlo, no ya para superarlo. Y eso que no hablamos de la versión Essesse, la cual convierte a este punto en el arma secreta total en este escenario (al coste extra de 4.500€).
La dirección es rápida y directa, a pesar de que se echa en falta más información útil para el conductor, lo que sumado a la rigidez de suspensión, permite al Abarth Grande Punto cambios instantáneos de dirección con enorme rapidez y facilidad, a la vez que el tren delantero se resiste al subviraje durante la inserción en las curvas de forma estoica. Por otra parte, cuando se mete al Abarth Grande Punto en trayectoria con cierto exceso de velocidad es común sentir un ligero descuelgue de la trasera que, en caso de que sea inmediatamente compensado por el acelerador, no llega a desencadenar la acción del ESP, muy bien calibrado y muy preciso en su intervención, aunque sin la posibilidad de desconexión.


