Nos hemos puesto a los mandos del Peugeot de serie más extremo de la historia para comprobar hasta qué punto la excelencia de la ingeniería gala puede hacer frente a la todopoderosa Alemania, y las sensaciones no pueden ser más satisfactorias. Finura y dinamismo hacen de este deportivo una opción altamente competitiva.
Tras pasar una semana conviviendo con la gama del Peugeot RCZ me considero un admirador confeso del modelo más deportivo que la marca del león tiene en sus filas. Estamos ante un coche precioso, con una personalidad y capacidad de diferenciación muy elevada marcada por ese techo con doble burbuja, y con una calidad de acabados y de rodadura muy por encima de lo que nos tienen acostumbrados en la firma, un deportivo que puede competir de tú a tú con cualquier rival , ya se llame Audi TT, Volkswagen Scirocco o Nissan 370Z.
La versión más extrema del modelo ha tomado el apellido R y ha sido desarrollado a conciencia por Peugeot Sport, la división deportiva encargada de la competición, y la puesta a punto incluye por primera vez en la marca un diferencial mecánico Torsen, aligerar el coche hasta 1.280Kg y pinceladas estéticas que pasan por pinzas en color rojo, un alerón fijo más grande y unos espectaculares asientos bacquet necesarios para sujetar al pasaje ante las fuertes derivas que el coche es capaz de ofrecer, algo que hemos podido comprobar in situ en el madrileño Circuito del Jarama en una jornada memorable.
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