Una vez en marcha el TT RS sólo necesita 4,6 segundos para el sprint de 0 a 100. Para conseguir este registro hay que ser ducho con el cambio manual de seis marchas ya que la fantástica transmisión de doble embrague (Stronic) no forma parte de la lista de extras del TT más deportivo. El motivo es que esta moderna caja sólo aguanta 350 Nm de par, por lo que su instalación sólo es posible hasta el TTS, éste sí inclusive. El TT RS supera esta cifra en 100 Nm así que habrá que conducir a la antigua usanza, algo que los más puristas sabrán apreciar y de lo que yo me congratulo.
Algunos estaréis pensando en el DSG equivalente más potente, presente en el S4, pero es que no encaja en el TT. La culpa es del motor colocado transversalmente, ya que la transmisión de doble embrague y siete marchas (hasta unos 500 Nm) sólo es acoplable a motores dispuestos longitudinalmente. De todas formas cambiar manualmente lejos de ser una tragedia es un placer que si nos descuidamos va a caer en el olvido con tanto automatismo, y en este caso las marchas entran limpiamente, con un agradable tacto metálico que sólo raspa en las maniobras más alocadas de cambio. Aplausos pues.



