
Si puedes permitírtelo, ahora que la gasolina ha vuelto a precios razonables, este coche es un ejemplo palpable de lo mucho que me gusta esté combustible frente al gasóleo. Al principio engaña, y de buenas a primeras, cuando arrancas y sales tranquilamente, su andar tampoco parece nada escandaloso; no dirías que hay turbo, intercooler y toda esa parafernalia que hay disponible animando a este 5 cilindros. Sin embargo demuestra que es un excelente rodador cuando hundes el pedal del acelerador con decisión y empuja con seguridad; cuando cambias rápido de marcha de primera a segunda y hacer derrapar el tren delantero es un juego de niños; cuando empiezas a frenar después de haber ido a un ritmo alegre y te das cuenta de que ibas rápido de verdad porque la trasera se levanta avisándote, o cuando las recuperaciones en quinta, y hasta en sexta, se hacen sin complicaciones, sin que el motor se muera estrepitosamente, casi como en un diésel vamos. Es un carácter aburguesado que permite viajar desahogadamente en sexta a 160 km/h y apenas a 3.000 rpm. pero que tiene un fondo de atleta consumado.
Como es un gasolina, como tiene turbo y como al final te enganchas enseguida a ir deprisa, los consumos suben más que en los diésel de la gama, algo normal y que se compensa en sensaciones y en silencio de marcha. Aun así, tampoco son escandalosos y se mantienen en márgenes constatados muy buenos que en mi caso se quedaron en torno a los 11 litros con un andar alegre, lejos eso si de los datos oficiales homologados que ya sabemos todos que se hacen en condiciones muy concretas. Respecto a su andar, las suspensiones, los tarados de éstas y el generoso equipo de ruedas ayudan a ir bien asentados y con mucha confianza siempre, con mucha calidad de rodadura percibida por cierto. En recta te sientes siempre arropado por un aplomo fuera de duda, con una estabilidad lineal que no deja dudas de ningún tipo. En curvas rápidas el apoyo es noble porque la rueda exterior delantera aguanta casi todo lo que le echen; incluida esa ligera tendencia al subviraje que ayuda a controlar las reacciones de este coche.
Eso si, ronda los 1.600 kilos y eso hay que tenerlo en cuenta, pero mantiene bien el tipo en casi todo momento. Los baches se absorben bien y hasta en curvas lentas puedes llevar un ritmo alegre hasta donde te permitan los frenos, que maltratándolos en busca de su resistencia muestran síntomas de desfallecimiento por culpa de la falta de dieta exhaustiva (sigue frenando sin problemas, aunque el pedal se hunde un poco más y el tacto de éste varía un poco, pero nada alarmante, la verdad sea dicha). La dirección cierra un conjunto que se muestra una vez más muy equilibrado entre lo directa que es y la suavidad necesaria para el día a día, componiendo en definitiva un producto realmente bueno de conducir, cómodo, rápido y bien armado para enfrentarse a lo que sea si lo que se busca es el equilibrio y una relación precio/prestaciones de primera. ¿Ventana o pasillo entonces?

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