Nos habíamos quedado en el tipo de carreteras soñado por los aficionados a los coches de verdad, de las de «afinar la mira y disparar», y aquí es donde el Abarth Grande Punto es de una eficacia excepcional y permite ritmos que pondrían a deportivos con el doble de potencia a la suya en serias dificultades para acompañarlo, no ya para superarlo. Y eso que no hablamos de la versión Essesse, la cual convierte a este punto en el arma secreta total en este escenario (al coste extra de 4.500€).
La dirección es rápida y directa, a pesar de que se echa en falta más información útil para el conductor, lo que sumado a la rigidez de suspensión, permite al Abarth Grande Punto cambios instantáneos de dirección con enorme rapidez y facilidad, a la vez que el tren delantero se resiste al subviraje durante la inserción en las curvas de forma estoica. Por otra parte, cuando se mete al Abarth Grande Punto en trayectoria con cierto exceso de velocidad es común sentir un ligero descuelgue de la trasera que, en caso de que sea inmediatamente compensado por el acelerador, no llega a desencadenar la acción del ESP, muy bien calibrado y muy preciso en su intervención, aunque sin la posibilidad de desconexión.
Cuando se somete a la suspensión al máximo esfuerzo revela un compromiso perfecto entre amortiguación y control, absorbiendo las irregularidades sin perder la trayectoria a pesar de su tacto seco. A veces llega a sonar como si se fuese a desintegrar pero eso nunca va a ocurrir. La caída negativa de la suspensión se puede montar en el Abarth normal con el kit essese y encaja especialmente bien con aquellas carreteras donde haya curvas con peralte, garantizando que los Pirelli PZero Nero, también de ese kit, pisan plenamente el asfalto.
Lo que no vale con el Abarth Grande Punto es andarse con medias tintas, cuando se pilota de verdad, como si de un coche de carreras se tratase, sin dar grandes márgenes para la improvisación ni para las fantasías, el resultado es eficacia pura. Los frenos deben ser atacados con la máxima decisión desde el primer momento, para “matar” el máximo de velocidad con las ruedas bien rectas, aliviando poco a poco la presión al final de la frenada para permitir que la inserción en la curva sea hecha con la deceleración ya completada. Y es en estos momentos cuando los asientos Sabelt opcionales se tornan los mejores compañeros de viaje.
Si ello lo acompañamos con suavidad de maneras a la hora de tratar el volante que pueden desestabilizar el tren posterior, se evitará al 100% la entrada del ESP. Conduciendo así conseguiremos maximizar el agarre lateral, decreciendo a ritmo ideal la velocidad desde la entrada (fugaz) hasta el punto más lento de la curva, con la parte delantera pisando con fuerza y la zaga acompañando levemente. Una experiencia completa que pocos de sus competidores naturales del mercado pueden ofrecer, y menos al precio de 17.500 euros.




Un pequeño cohete Que en la version SS debe ser un matagigantes.
Menudo pepino, con los sabelt y las OZ me lo pido para reyes.