Que una marca como Saab que ha fabricado modelos tan emblemáticos como su Turbo de la década de los 90 esté en la cuerda floja sin un claro comprador que tome las riendas y la devuelva al lugar que merece es algo preocupante. Tras la retirada de Koeniggsegg, Spyker Cars es la esperanza de recuperar la marca sueca, pero la jugada no se concreta. La semana pasada fracasaron las negociaciones con General Motors y desde Detroit se dijo que Saab sería cerrada gradualmente ante la imposibilidad de venderla.
Otra posibilidad pasa por que la adquiera el grupo automovilístico chino Beijing Automotive Industry Holdings Co. Ltd (BAIC) que ya ha comprado a Saab parte de su conocimiento y herramientas de producción (algunas partes del Saab 9-3, el viejo Saab 9-5 completo y tecnología de cadena cinemática (motor + transmisión) ya son propiedad de BAIC. Se ve que las herramientas estorbaban en Suecia, así que viajarán a China para utilizarse en coches del grupo chino, y Saab se lleva un dineral a cambio).


