Toda la potencia del Audi R8 GT se transmite al asfalto como no podía ser de otra forma por el sistema de tracción total quattro de Audi, pero en este modelo en circunstancias normales pasa un 85% de la potencia al tren trasero. Si las condiciones lo requieren se puede pasar de manera automática hasta un 30% de potencia al tren delantero, y el diferencial trasero es autoblocante, imprescindible para aprovechar todo el grip posible a la salida de las curvas.
Para el cambio el Audi R8 GT recurre a la caja de cambios R tronic de seis relaciones, opcional en el Audi R8 5.2 V10 FSI, y mecánicamente no hay más diferencias, sólo el programa Sport del ESP, que se ha recalibrado en esta versión para hacerlo menos intrusivo y más eficaz en curvas rápidas.
L as sensaciones al volante del Audi R8 GT deben ser extasiantes, y para que no se te olvide en ningún momento que tipo de coche llevas los logotipos GT se utilizan con profusión y acierto. Detalles en rojo, negro y gris oscuro, con revestimientos en Alcántara por doquier crean una atmósfera muy racing, mientras que lo que Audi llama monoposto, el arco que rodea la zona del volante, es de preciosa fibra de carbono, otro material que inunda el interior.

El color de la carrocería se ve en los apliques de las puertas o en los laterales del túnel de la transmisión, y las taloneras de las puertas identifican a este inigualable R8 con unos apliques en aluminio pulido con el logotipo R8 GT grabado. Opcionalmente se puede equipar con unos alucinantes baquets con carcasa de fibra de vidrio y forrados en alcántara, cinturones en rojo, naranja o gris, o directamente unos de cuatro puntos en rojo rácing.
Estos serán la opción ideal para los fans del circuito más abnegados, clientes potenciales del “Race Package”, que incorpora una jaula antivuelco homologada por la FIA, un extintor bajo el asiento del acompañante y un interruptor (killswitch) que en caso de emergencia corta las conexiones de la batería. Extremo a tope.

En estas circunstancias el chasis spaceframe de aluminio, unido a los 1.525 kg del Audi R8 GT, se muestra imbatible. Con un parabrisas más fino y ventanillas traseras de policarbonato se reducen ya 9 kg, los asientos de fibra de vidrio ahorran nada menos que 31.5 kg, el spoiler de fibra de carbono, los paragolpes de CFRP (Carbon Fiber-Reinforced Plastic), el sistema de frenos o las alfombrillas (entre otras cosas) consiguen llegar a los prometidos 100 kg de ahorro respecto al V10 normal.
Sin olvidarnos de la puesta a punto para este escenario: una suspensión ajustable reduce la altura libre al suelo en 10 mm adicionales, la caída de las ruedas lo hace un punto más ágil en curva y el ESP ha sido dotado con el modo Sport que admite espectaculares sobrevirajes sin posibilidad de pérdida de control. En cuanto al equipo de frenos, son de serie los discos cerámicos – con 380 mm de diámetro en el eje delantero y 356 mm en el trasero – con pinzas de freno rojas de 6 pistones.
Sin embargo, aún siendo una versión aligerada enfocada 100% al circuito, el navegador con MMI, el sistema de sonido Bang&Olufsen con 10 altavoces y 465 watios, el climatizador automático o los sensores de aparcamiento (hay mucha fibra de carbono que cuidar) no se han eliminado de su equipamiento de serie.
El precio de semejante criatura, cuya única razón de ser es el disfrute más absoluto, es de 193.000€ en Alemania, algo más para nuestro mercado. Esto supone pagar 30.000 euros más, unos mil euros por cada caballo extra, sin embargo al ser una edición limitada a 333 unidades, cuando se abra la fase de pedidos me juego una mano a que van a desaparecer a la velocidad de luz. El Audi R8 GT se podrá encargar en cuatro colores: Samoa Orange, Suzuka Gray, Ice Silver y Phantom Black; a mi me gustan todos.



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