Han pasado ya ochos años desde que Ford hizo las delicias de los conductores más quemados con la primera generación del Focus RS, que se mostró al mundo en 2002 con215 CV de potencia y un comportamiento radical sólo apto para los maniacos de las carreras y los amantes de la efectividad pura sobre el asfalto. Su sucesor se presenta con casi 100 CV más, pero promete mucha más docilidad y mejores aptitudes para su uso diario.
La motricidad y la precisión de la dirección eran algunos de los problemas de los que adolecía el primer Ford Focus RS, pero con la ayuda de un diferencial autoblocante Quaifetipo Torsen que doma el abundante caballaje, y con una novedosa suspensión delantera llamada Revoknuckle, que elimina los tirones de un tracción delantera tan potente desacoplando las manguetas, el comportamiento en carretera o circuito con suelo seco o mojado de su heredero es de libro.
El espacio habitable de este deportivo de raza es muy bueno y permite un uso lúdico del coche con el que no pueden ni soñar los deportivos a los que va a plantar cara. Sumaletero de 375 litros se sitúa entre los más amplios de los compactos y permite viajar con equipaje a todo el pasaje, mientras que las cuatro plazas que homologa son lo suficientemente amplias para cualquier desplazamiento. La imagen de coche de carreras exterior se acrecienta con cualquiera de los únicos tres colores exteriores disponibles: el Blanco sólido de serie, Azul Racing metalizado (300 €) y Verde Eléctrico metalizado (1.200 €).
En definitiva estamos ante uno de los compactos más singulares, eficaces y competitivos del mercado, una máquina pensada para exprimir cada centímetro de asfalto al máximo y proporcionar a quien se siente a sus mandos el placer más absoluto que un tracción delantera es capaz de dar. Su sonido es melódico, sus reacciones dignas de un coche de competición, su interior suficientemente amplio, se puede pedir algo más por menos de34.000 euros. Pues para los inconformistas Ford ha hecho una edición especial de 500 unidades con 45CV más y una estética demoledora, el Ford Focus RS 500.
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