Reducir la velocidad, subir el aire acondicionado a 24 grados o mantener la presión adecuada de los neumáticos puede suponer un importante alivio para el bolsillo y para el medioambiente.

Conducir con cabeza también puede ser un acto de ahorro. En plena operación salida del verano, cuando millones de españoles se lanzan a la carretera para disfrutar de sus vacaciones, un gesto tan simple como levantar un poco el pie del acelerador o ajustar el termostato del aire acondicionado puede suponer un impacto notable en el presupuesto familiar.
Según un informe elaborado por el comparador financiero Kelisto, los conductores españoles podrían ahorrar hasta 495 millones de euros durante este periodo estival si adoptan medidas de conducción eficiente.
Según los datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), se estima que cada conductor puede reducir entre un 25% y un 55% su consumo de gasolina si aplica una serie de buenas prácticas al volante. En términos prácticos, el ahorro en un viaje largo podría alcanzar los 50 euros, aunque la cifra exacta depende de factores como el estado del vehículo, los hábitos de conducción o las condiciones del trayecto.
Un gesto tan simple como reducir la velocidad
La recomendación más clara y eficaz del informe es evidente: bajar la velocidad. Circular a 100 km/h en lugar de a 120 km/h, velocidad máxima permitida en autopistas y autovías, puede suponer un ahorro de hasta el 30% en el consumo de combustible. Traducido a cifras concretas, eso implica unos 27 euros menos en gasolina por cada 1.000 kilómetros recorridos. En una época en la que llenar el depósito roza o supera los 90 euros, cualquier reducción en el gasto es bienvenida.
“El sobrecoste de conducir más rápido no es lineal, sino exponencial”, subraya Javier Martínez, portavoz de seguros de Kelisto. “Pasar de 120 a 140 km/h puede elevar el consumo en más del 35%, lo que demuestra que la velocidad, además de ser un factor de riesgo, también lo es de derroche”.
Aire acondicionado: subir unos grados también suma
Otro de los focos del informe es el uso responsable del aire acondicionado, que durante los meses más calurosos del año se convierte en un elemento imprescindible. Sin embargo, muchas veces se utiliza de forma ineficiente. Por ejemplo, programar el climatizador a 19 grados, una práctica habitual, puede aumentar el consumo de combustible de forma significativa.
En cambio, ajustar la temperatura a 24 grados, una cifra considerada óptima por los expertos en eficiencia energética, reduce el gasto de combustible en torno al 20%. A esto se suma una recomendación clave: activar la recirculación del aire. Esta función, disponible en la mayoría de vehículos modernos, permite utilizar el aire ya enfriado del interior en lugar del aire caliente del exterior, reduciendo el esfuerzo del sistema de refrigeración.
Hábitos cotidianos que marcan la diferencia
El informe recuerda que la eficiencia al volante no depende únicamente del momento del viaje, sino también del mantenimiento previo del vehículo. Circular con los neumáticos desinflados, con el motor mal ajustado o con exceso de peso en el maletero puede multiplicar el consumo sin que el conductor lo perciba a simple vista.
Asimismo, conducir con las ventanillas abiertas a alta velocidad, especialmente en autopistas, genera una resistencia al aire que puede elevar el consumo hasta en un 10% adicional. Por ello, se recomienda cerrar ventanillas a más de 80 km/h y usar el sistema de ventilación del coche de manera inteligente.
Otros gestos como evitar acelerones y frenazos, utilizar marchas largas o mantener una velocidad constante ayudan a reducir no solo el gasto en carburante, sino también el desgaste mecánico y, por tanto, los costes de mantenimiento a largo plazo.

Un potencial de 495 millones de euros
El dato que más llama la atención del informe es el potencial de ahorro agregado si estos consejos se generalizaran. Según cálculos, alrededor de 9 millones de vehículos circularán por las carreteras españolas durante el verano. Si cada uno de ellos lograra aplicar alguna de estas recomendaciones, el ahorro total podría alcanzar los 495 millones de euros, una cifra que refleja el impacto económico que tienen los pequeños gestos individuales cuando se multiplican por millones.
“Estos datos demuestran que la eficiencia energética en la conducción no solo es buena para el bolsillo, sino también para el planeta”, señala Martínez. “Cada litro de combustible que dejamos de quemar es una contribución directa a reducir las emisiones y la dependencia energética”.
No todos los ahorros son acumulativos
Eso sí, el informe advierte que no todos los porcentajes de ahorro pueden sumarse entre sí. Algunas medidas, como cerrar ventanillas y subir el aire acondicionado, son incompatibles en la práctica: si se aplica una, la otra pierde efecto o directamente se anula.
Por ello, la estimación máxima del 55% de ahorro es más bien teórica y solo alcanzable en condiciones ideales. No obstante, incluso un ahorro parcial —del 20% o 30%— sigue siendo muy significativo en el actual contexto de precios elevados.
Más seguridad y menos estrés
Más allá del ahorro, hayque recordar que la conducción eficiente también repercute en una mayor seguridad vial. Conducir de forma más tranquila, evitar maniobras bruscas o mantener una velocidad estable contribuyen a reducir el riesgo de accidentes y a mejorar el confort del viaje, algo especialmente importante cuando se viaja en familia o se recorren largas distancias bajo el sol del verano.
Con la vista puesta en agosto y el periodo vacacional, este tipo de recomendaciones cobran aún más relevancia. Porque, aunque llenar el depósito sigue siendo inevitable, conducir de forma eficiente puede marcar la diferencia entre volver con el presupuesto bajo control o con el bolsillo más vacío de lo previsto. Y en tiempos de inflación persistente, cada euro cuenta.

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