La eléctrica eleva a 215 MW la potencia contratada en su red de distribución hasta junio mientras España alcanza los 47.500 puntos de recarga públicos. Las barreras administrativas, sin embargo, siguen frenando el despliegue.

El movimiento por parte de Endesa se enmarca en un contexto de despliegue nacional más amplio. Según la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive), en España ya operan 47.500 puntos de recarga de acceso público. Sin embargo, a pesar del crecimiento constante, los usuarios de vehículos eléctricos siguen encontrándose con importantes desafíos para recargar sus coches, especialmente fuera de los grandes núcleos urbanos o en trayectos de larga distancia.
De hecho, los datos indican que más del 60% de los puntos de recarga públicos están concentrados en comunidades como Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana, mientras que otras regiones como Castilla-La Mancha, Extremadura o Galicia siguen estando a la cola en infraestructura.
Además, no todos los cargadores instalados están activos. Según un reciente informe de Electromaps, alrededor del 20% de los puntos instalados permanecen inoperativos por diferentes causas, desde problemas técnicos hasta retrasos administrativos en la conexión a la red eléctrica.
Endesa ha dado un paso adelante en su compromiso con la movilidad eléctrica. Durante el primer semestre de 2025, la compañía ha incrementado un 23% la potencia contratada asociada a los puntos de recarga para vehículos eléctricos en vía pública, pasando de los 175 megavatios (MW) acumulados a cierre de 2024 hasta los 215 MW contabilizados al finalizar el pasado mes de junio. Este dato no solo confirma el empuje de la eléctrica en este campo, sino que refleja también el crecimiento sostenido del coche eléctrico en España.
Según datos facilitados por la propia compañía, las recargas realizadas a través de estas infraestructuras sumaron un total de 20,7 millones de kilovatios hora (kWh) entre enero y junio. Esa energía es suficiente para recorrer unos 115 millones de kilómetros sin emisiones, lo que ha evitado la emisión de 20.000 toneladas de CO₂ a la atmósfera, una cifra nada desdeñable en plena transición energética.
Endesa redobla esfuerzos desde su filial e-distribución
Ante esta situación, el papel de las compañías distribuidoras como Endesa se vuelve fundamental. Son ellas las responsables de conectar a la red eléctrica las acometidas que alimentan los cargadores instalados por los conocidos como CPO (operadores de puntos de recarga). En otras palabras, sin esa conexión efectiva, el cargador no puede entrar en funcionamiento, aunque esté instalado y señalizado.
Consciente de los cuellos de botella existentes, Endesa, a través de su filial de redes e-distribución, ha intensificado su participación en las mesas técnicas que buscan eliminar barreras para el desarrollo de la infraestructura de recarga. La compañía colabora activamente con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), la patronal Aelec y el Grupo de Trabajo de Infraestructuras de Recarga del Vehículo Eléctrico (GTIRVE), impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica.
Uno de los principales objetivos de estas mesas es agilizar los plazos administrativos para la puesta en marcha de los puntos de carga. A día de hoy, un proceso que debería resolverse en semanas puede llegar a demorarse varios meses, provocando que infraestructuras ya instaladas permanezcan sin servicio.
Jornadas formativas y mayor transparencia en los procesos
Además de su papel institucional, Endesa está reforzando el soporte técnico e informativo para los operadores. En lo que va de año, la compañía ha organizado junto con Aedive dos jornadas formativas dirigidas a empresas del sector, en las que se han abordado tanto los procedimientos necesarios para solicitar la conexión a la red como las últimas novedades legislativas que afectan a este ámbito.
La idea es que los CPO tengan una hoja de ruta clara y eficaz para conectar sus puntos de carga, minimizando errores administrativos y acelerando la electrificación del parque móvil. Endesa también ha reforzado los canales de atención para resolver dudas técnicas y está trabajando en digitalizar parte de estos procesos para aumentar su eficiencia.
Una carrera contrarreloj para cumplir con los objetivos europeos
A pesar de estos avances, el ritmo actual aún está lejos de los objetivos marcados por Bruselas. La Unión Europea exige que, para 2030, España cuente con al menos 340.000 puntos de recarga públicos para poder atender una demanda que se estima en más de cinco millones de vehículos eléctricos circulando por nuestras carreteras.
La diferencia entre lo deseado y lo disponible es aún notable. De hecho, asociaciones como ANFAC y Aedive han denunciado en repetidas ocasiones que el despliegue de la infraestructura avanza más lentamente de lo necesario, y reclaman medidas urgentes por parte de las administraciones: desde ventanillas únicas de tramitación hasta fondos específicos para el mantenimiento de los cargadores ya operativos.
En este contexto, el crecimiento de la potencia contratada por parte de Endesa es una señal positiva, pero no suficiente. Para que el coche eléctrico se convierta realmente en una alternativa viable para el gran público, será necesario coordinar esfuerzos públicos y privados, reducir la burocracia y garantizar un mapa de recarga fiable, funcional y bien distribuido en todo el territorio.
Por ahora, la fotografía sigue mostrando claroscuros: avances técnicos y empresariales que contrastan con una realidad administrativa que aún frena el verdadero despegue del vehículo eléctrico en España.

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