
Ford Motor Company ha anunciado una inversión histórica de 5.000 millones de dólares (unos 4.313 millones de euros) en Estados Unidos, destinada a acelerar su transición hacia la movilidad eléctrica. La compañía estadounidense canalizará estos fondos en dos frentes clave: la reconversión de su planta de ensamblaje en Louisville (Kentucky) y la construcción de una nueva fábrica de baterías en Marshall (Michigan).
Este ambicioso plan forma parte de una estrategia renovada para posicionarse como líder en el mercado global de vehículos eléctricos, en un contexto marcado por la creciente presión de los fabricantes chinos y la evolución de las políticas medioambientales en todo el mundo.
Louisville: de gasolina a electricidad
La planta de Louisville, que hasta ahora producía el SUV Escape con motor de combustión, será transformada para fabricar una nueva generación de vehículos eléctricos. Ford destinará 2.000 millones de dólares (1.725 millones de euros) a esta reconversión, que supondrá un cambio radical en los procesos de producción.
Los nuevos modelos eléctricos, que comenzarán con una camioneta mediana de 30.000 dólares (25.878 euros) prevista para 2027, se construirán en un 40% menos de tiempo y requerirán menos mano de obra: 600 trabajadores menos que el Escape. Aun así, la planta mantendrá una plantilla robusta de 2.200 empleados por hora.
Nuevos modelos, nuevas tecnologías
La gama incluirá también un SUV crossover y un vehículo para transporte de pasajeros, ambos con precios por debajo de los 40.000 dólares (34.504 euros), lo que los sitúa por debajo del coste medio de un coche nuevo en EE.UU. Esta estrategia de precios busca democratizar el acceso a la movilidad eléctrica y competir directamente con las marcas asiáticas que dominan el segmento de entrada.
Los vehículos estarán equipados con baterías LFP (fosfato de hierro y litio), una tecnología más económica y duradera que Ford comenzará a fabricar en 2026 en su nueva planta de Marshall, que supondrá una inversión adicional de 3.000 millones de dólares (2.587 millones de euros).
Un giro estratégico frente a China
Jim Farley, CEO de Ford, ha calificado esta iniciativa como un «tremendo giro» respecto a la estrategia anterior de electrificar principalmente sus modelos más grandes. En declaraciones recogidas por Bloomberg, Farley subrayó que “la única forma de competir realmente con eficacia con los chinos en todo el mundo es rediseñar y transformar radicalmente nuestra cadena de suministro de ingeniería y nuestro proceso de fabricación”.
Este movimiento no solo responde a la presión competitiva, sino también a la necesidad de adaptarse a un mercado que exige eficiencia, sostenibilidad y precios accesibles. Ford busca así consolidar su posición en un sector en plena transformación, donde la innovación y la capacidad de adaptación serán claves para sobrevivir.

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