
El puente madrileño de la Almudena se presenta como la ocasión perfecta para una escapada diferente, a solo unas horas por carretera. Logroño, capital de La Rioja, vive su mejor momento del año: las bodegas rebosan actividad, los viñedos se tiñen de colores otoñales y la calle del Laurel vuelve a ser un hervidero de vida. Y hacerlo en coche eléctrico no solo es posible, sino también recomendable.
Logroño está a poco más de 330 kilómetros de Madrid, lo que se traduce en unas tres horas y media de viaje. Una distancia ideal para una escapada de fin de semana largo como el puente de la Almudena. La red de cargadores rápidos en la A-2 y la AP-68 permite realizar el trayecto en coche eléctrico sin preocupación: estaciones en Medinaceli, Alfaro o Calahorra hacen que modelos como el Hyundai Kona o KIA EV3 puedan llegar sin problemas y con tiempo de sobra para una parada gastronómica en ruta.
El viaje se convierte así en parte de la experiencia. La suavidad de marcha, el silencio y la eficiencia del coche eléctrico encajan perfectamente con el espíritu de esta escapada: disfrutar del paisaje, de los viñedos que anuncian la llegada a La Rioja y de un destino donde el vino y la tradición se mezclan con la modernidad.
Vendimia y otoño: el alma de La Rioja
Noviembre todavía huele a vendimia en La Rioja. Aunque la recolección ya se ha completado, las bodegas viven días intensos de fermentación y primeros coupages. Es el momento ideal para visitar una bodega, conocer el proceso del vino desde dentro y degustar los primeros caldos del año.
En Logroño, las opciones son infinitas: desde las históricas Marqués de Murrieta o Franco-Españolas, a las más contemporáneas Viña Ijalba o Ontañón, todas abren sus puertas con visitas guiadas, catas comentadas y propuestas enoturísticas que combinan gastronomía, cultura y paisaje.
El ambiente en la ciudad es único. Los colores del otoño tiñen el Ebro, el paseo de El Espolón luce su mejor cara y las terrazas de la calle Laurel rebosan de locales y visitantes. Las tapas —o “pinchos”, como aquí se llaman— son casi un ritual: champiñones a la plancha, zapatillas de jamón, croquetas, huevos trufados o bacalao al ajoarriero se acompañan con copas de tempranillo o garnacha.

Una ciudad con historia, arte y buen ritmo
Logroño es mucho más que vino. Su casco antiguo, perfectamente conservado, invita a perderse entre calles estrechas y plazas con encanto. La Concatedral de Santa María de la Redonda domina la plaza del Mercado, mientras que la iglesia de Santiago el Real recuerda el paso del Camino de Santiago, que atraviesa la ciudad y aporta un ambiente cosmopolita y hospitalario.
En el Puente de Piedra, los peregrinos se cruzan con viajeros de fin de semana, familias y parejas que disfrutan del atardecer sobre el Ebro. El contraste entre tradición y modernidad se percibe también en la gastronomía: junto a las tascas clásicas florecen restaurantes de autor como Íkaro o Kabanoki, donde la fusión y la creatividad son protagonistas.
Y todo ello en una ciudad cómoda, caminable, perfecta para recorrer sin prisas y con conciencia ecológica. De hecho, Logroño apuesta firmemente por la movilidad sostenible, con zonas de bajas emisiones, aparcamientos gratuitos para coches eléctricos y puntos de carga repartidos por el centro y la ribera.
El Tapeo es una forma de vida
En Logroño, salir de pinchos no es solo una actividad gastronómica, sino una auténtica forma de vida. Las calles emblemáticas como Laurel, San Juan o San Agustín se llenan de voces, risas y el aroma inconfundible de los productos locales. Cada bar tiene su especialidad, desde el clásico champiñón a la plancha hasta creaciones más innovadoras, pero todos comparten ese ambiente cercano que invita a la conversación y al reencuentro. El tapeo aquí es un ritual social, un modo de celebrar la amistad y el sentido de comunidad que define a la ciudad.

Ocio nocturno con identidad propia
La noche en Logroño tiene un carácter especial. Aunque Logroño no destaca por una escena de ocio al nivel de los mejores casinos de España, la ciudad compensa con una oferta nocturna basada en el ambiente de sus bares y en la cultura del pincho. La música en directo, las tertulias improvisadas y los pequeños conciertos en locales emblemáticos son parte del encanto. Aquí, la diversión no depende de grandes espectáculos, sino de la autenticidad de los encuentros y la calidez de los espacios compartidos. El ocio se vive en la barra, en la terraza o en la plaza, siempre con una copa de vino de la tierra en la mano.
Turismo eléctrico: cargar energía y sensaciones
Hacer una escapada en coche eléctrico a Logroño no solo es viable, sino también sencillo y económico. En la propia ciudad hay cargadores rápidos en el centro comercial Berceo, en la estación de autobuses o en el aparcamiento subterráneo de la calle Sagasta, además de varios puntos en hoteles y bodegas.
Muchos establecimientos incluso ofrecen carga gratuita a sus clientes, lo que convierte el viaje en una experiencia de movilidad sostenible completa. Además, al circular con un vehículo cero emisiones se puede acceder sin restricciones al centro urbano, algo que cada vez valoran más los visitantes.
Así, la escapada no solo se mide en kilómetros, sino también en experiencias: el placer de conducir en silencio, la satisfacción de viajar de forma responsable y la tranquilidad de saber que el trayecto está perfectamente adaptado a los nuevos tiempos.

Un puente con sabor y energía positiva
El Puente de la Almudena, festivo solo en Madrid, es una oportunidad perfecta para salir de la rutina sin grandes desplazamientos ni aglomeraciones. Logroño ofrece cultura, gastronomía y naturaleza en un radio manejable, con todos los ingredientes para una escapada otoñal completa.
El visitante puede alternar las catas en bodega con paseos junto al Ebro, visitas al Museo de la Rioja o excursiones a los cercanos pueblos vinícolas de Briones o Laguardia. Y al final del día, regresar al hotel saboreando la calma de una ciudad que combina lo mejor del norte con la cercanía de los madrileños.
El maridaje perfecto entre tradición y sostenibilidad
El turismo del futuro ya está aquí, y Logroño se ha adaptado con rapidez. Hoteles con certificaciones medioambientales, rutas de senderismo accesibles, cicloturismo entre viñedos y una oferta cultural activa durante todo el año hacen de la capital riojana un destino moderno y responsable.
Viajar en coche eléctrico por el Puente de la Almudena no solo reduce emisiones: también redefine la forma de moverse, sentir y disfrutar del viaje. Y en un entorno tan acogedor como el riojano, la experiencia se convierte en un maridaje perfecto entre tradición y sostenibilidad.
A tres horas de Madrid, con vino, historia y energía limpia: Logroño demuestra que las mejores escapadas no están lejos, sino bien planificadas.

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