
La marca china redobla su apuesta por el mercado europeo con el anuncio de su planta de producción en Szeged, que estará operativa en 2026, mientras presenta en Barcelona las nuevas versiones del Atto 2, el modelo llamado a convertirse en su caballo de batalla en España y en el resto del continente tras un crecimiento sin precedentes.
La cuenta atrás para que BYD produzca coches en Europa ya tiene fecha. La vicepresidenta ejecutiva del gigante chino, Stella Li, aprovechó la presentación en Barcelona de las nuevas versiones del BYD Atto 2 para confirmar que la compañía ensamblará vehículos en su nueva planta de Szeged (Hungría) a partir del segundo trimestre de 2026. El complejo industrial estará terminado antes de que finalice este año y se convertirá en el principal pilar de expansión europea de la marca que ya lidera el mercado mundial de vehículos eléctricos.
La cúpula europea de BYD —Li junto a Aaron Liu, Alberto de Aza y Fabian Ulbrich— aterrizó este jueves en Fira Gran Via para desplegar la enésima prueba del músculo de la compañía: dos nuevas variantes del Atto 2, una híbrida enchufable (DM-i) y otra 100% eléctrica con más batería (Comfort), que refuerzan su gama en uno de los segmentos más competitivos del mercado.
Un crecimiento “del 500%” y ambiciones globales
BYD no oculta que vive un momento dulce. Li puso sobre la mesa unas cifras que difícilmente pasan desapercibidas en un sector en plena electrificación: la marca ha crecido “alrededor del 500% en Reino Unido, España y Alemania” durante el último año, y más de “un 1.000% en Italia”.
Con este impulso, BYD prevé estar vendiendo vehículos en 33 países antes de que termine 2025 y superar los 1.000 concesionarios en todo el mundo, un número que —aseguran— duplicarán en 2026 gracias al desarrollo industrial de Hungría y a la apertura de una planta en Turquía, programada también para 2026.

La fábrica de Szeged se sumará a la que BYD ya opera en Komárom (Hungría), especializada en autobuses eléctricos, lo que convertirá al país centroeuropeo en el principal centro de operaciones del grupo en la UE.
No es casual: BYD vendió 4,27 millones de vehículos eléctricos en 2023, colocándose como la marca con más ventas de cero emisiones a nivel global. Una posición de liderazgo que la empresa quiere consolidar con producción local para sortear barreras comerciales, acercarse a sus clientes europeos y reducir tiempos y costes logísticos.
¿Y Cataluña? La Generalitat insiste, BYD calla
El anuncio de la planta húngara reaviva inevitablemente el debate sobre la posible instalación de una fábrica en España. El pasado 6 de noviembre, el conseller de Empresa y Trabajo, Miquel Sàmper, reconoció públicamente haber mantenido reuniones con directivos de BYD con la intención de atraer una inversión industrial a Catalunya.
“Me he reunido con ellos como con muchos otros empresarios que quieren venir”, afirmó Sàmper, evitando concretar si la supuesta ubicación sobre la mesa estaba en la provincia de Tarragona. La prudencia del conseller contrasta con el silencio de la propia marca: fuentes de BYD evitaron hacer comentarios sobre esta posibilidad, que sigue siendo un deseo para la Generalitat, pero que la compañía no confirma.
La realidad es que BYD se mueve con cautela en Europa y prefiere consolidar primero su hub en Hungría, un país que lleva años atrayendo inversiones asiáticas en automoción y que ofrece un entorno regulatorio y laboral más competitivo que buena parte del continente.

España, un mercado clave: +498% en un año
Al margen de los planes industriales, la marca está creciendo en España a un ritmo que sorprende incluso dentro del sector. Durante la presentación en Barcelona, el director general de BYD para España y Portugal, Alberto de Aza, detalló que este año se han matriculado 19.421 unidades de la marca en nuestro país, lo que supone un incremento del 498%.
“En dos años hemos lanzado 11 modelos en el mercado español”, recordó De Aza, subrayando una estrategia de diversificación y rapidez inusual en un mercado tradicionalmente pausado. BYD arrancó en 2023 con apenas 10 puntos de venta, pero hoy suma 94, con el objetivo de alcanzar los 100 concesionarios antes de que termine 2024. Para 2026, prevén superar los 130.
Este crecimiento acelerado no es casual: BYD ha irrumpido con precios competitivos, tecnología propia —especialmente sus baterías Blade y su plataforma e-Platform— y una gama que cubre prácticamente todos los nichos, desde compactos urbanos hasta SUV familiares y berlinas de gran autonomía.

El Atto 2, punta de lanza en Europa
En el evento de Fira Gran Via, BYD quiso dejar claro que el Atto 2 será mucho más que un lanzamiento más en su catálogo: es el modelo con el que la marca pretende democratizar su tecnología eléctrica en Europa y abrir la puerta a un público que hasta ahora veía la electrificación como un territorio lejano o económicamente inaccesible.
El Atto 2 llega en dos versiones claramente diferenciadas: la DM-i (híbrida enchufable) y la Comfort (100% eléctrica). Ambas comparten plataforma y filosofía —eficiencia, precio ajustado y equipamiento elevado—, pero apuntan a perfiles de cliente distintos y complementarios. La DM-i se dirige al comprador que aún necesita autonomía extendida para viajar sin dependencia total de la red de carga, mientras que la Comfort aspira a quienes ya están preparados para dar el salto completo al eléctrico puro.
Desde el punto de vista estético, el Atto 2 mantiene las líneas suaves y el lenguaje de diseño “Ocean Aesthetics” que la marca ha impuesto en sus modelos más recientes, con una carrocería compacta que pretende adaptarse a la movilidad urbana europea sin renunciar a cierta presencia. La idea es clara: ofrecer un coche accesible, pero con una imagen aspiracional que compita de tú a tú con los urbanos electrificados de fabricantes tradicionales.
Pero donde BYD quiere golpear fuerte es en tecnología y eficiencia. La versión Comfort incorpora más capacidad de batería de la reconocida Blade, elemento central de la estrategia de la compañía. Este sistema, que ha sido uno de sus principales argumentos de ventas en Asia, promete mayor seguridad térmica, ciclos de carga más duraderos y una eficiencia energética superior a la media del segmento. En un contexto en el que la autonomía real se ha convertido en una obsesión del comprador europeo, BYD busca marcar diferencias con una batería que ha sido diseñada y fabricada internamente, algo excepcional en un sector dominado por proveedores externos.

La variante DM-i, por su parte, integra la tecnología híbrida enchufable de última generación de BYD, muy implantada en China y que ahora desembarca con fuerza en Europa. Su apuesta pasa por consumos reducidos, un sistema eléctrico capaz de cubrir la mayoría de desplazamientos diarios sin utilizar gasolina y una gestión inteligente que optimiza el funcionamiento del motor térmico para prolongar la autonomía total. BYD es consciente de que buena parte del mercado europeo se encuentra aún en fase de transición, y quiere ofrecer una alternativa realista para quienes todavía no disponen de infraestructura de carga cercana.
En el interior, el Atto 2 mantiene la línea marcada por el Atto 3 y otros modelos de la marca: un habitáculo donde domina la tecnología práctica antes que la espectacularidad, con buenos materiales, una pantalla central rotatoria —una seña de identidad de BYD—, asistentes avanzados a la conducción y una conectividad que busca seducir a un comprador joven y urbano. No pretende competir con vehículos de lujo, sino ofrecer una propuesta honesta, bien equipada y, sobre todo, razonable en precio.
El objetivo del Atto 2 es claro: convertirse en el superventas europeo de BYD. La marca considera que este modelo reúne las tres claves que hoy deciden la compra en el continente: prestaciones equilibradas, coste contenido y una tecnología eléctrica avanzada que ya ha demostrado su eficacia en mercados mucho más exigentes en volumen como el chino.
Con este lanzamiento, BYD intenta construir una estrategia que vaya más allá de la simple ampliación de gama. El Atto 2 debe ser el coche que acerque la electrificación a las familias, que consolide la red comercial española —en pleno proceso de expansión— y que, acompañado por la futura producción europea en Hungría, sirva de carta de presentación definitiva para una marca que ya no compite como alternativa, sino como aspirante real al liderazgo del mercado eléctrico en Europa.

Europa mira a BYD… y BYD mira a Europa
La instalación de su primera gran fábrica de coches en territorio europeo marca un antes y un después. Con Hungría como base de operaciones y Turquía como refuerzo, BYD se posiciona para convertirse en un actor dominante en el mercado continental.
Para España, el avance de la firma china es un arma de doble filo: por un lado, impulsa la electrificación y presiona a la competencia; por otro, plantea la incógnita de si la industria automotriz nacional —con plantas en momentos decisivos como Martorell o Vigo— podrá atraer parte del pastel de las nuevas inversiones asiáticas.
Mientras tanto, BYD continúa acelerando sin mirar atrás. Su desembarco en Europa es firme, su crecimiento, explosivo, y su ambición, cada vez más global. Hungría será su puerta de entrada industrial, pero España ya es uno de sus escaparates comerciales más potentes. Y la marca china tiene claro que este es solo el principio.

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