
El gigante estadounidense sorprende al sector al apoyarse en la plataforma Ampere de Renault para desarrollar sus próximos eléctricos europeos, un movimiento que redefine su hoja de ruta y reabre el debate sobre el futuro de la colaboración con Volkswagen.
La industria del automóvil europeo vuelve a mover ficha. Grupo Renault y Ford han anunciado una alianza estratégica de gran calado destinada a reforzar la gama eléctrica de la marca estadounidense en Europa y a acelerar su competitividad en un mercado tensionado por la presión regulatoria, la guerra de precios y el empuje de los fabricantes chinos. Un acuerdo que va mucho más allá del desarrollo compartido de productos y que abre una nueva etapa en el juego de alianzas del sector.
Una plataforma francesa para relanzar la ofensiva eléctrica de Ford
Según han confirmado ambas compañías en un comunicado conjunto, Ford desarrollará dos nuevos vehículos 100% eléctricos sobre la plataforma Ampere, la división especializada en movilidad eléctrica y software del Grupo Renault. Serán modelos concebidos por Ford pero industrializados por Renault en el norte de Francia, con el primero programado para llegar a los concesionarios europeos a principios de 2028.
La jugada supone un giro estratégico relevante: Ford renuncia —al menos de momento— a impulsar una plataforma propia específica para segmentos clave del mercado europeo y apuesta por el músculo industrial y tecnológico del gigante francés, que lleva más de una década de ventaja en electrificación real gracias a proyectos como el Zoe, el Mégane E-Tech o la propia arquitectura Ampere.
Las dos marcas prometen prestaciones diferenciadas, un tacto de conducción cien por cien Ford y una experiencia de usuario “intuitiva y moderna”. En la práctica, este acuerdo constituye el pistoletazo de salida de una renovada ofensiva eléctrica de Ford, que en los últimos meses había ido ajustando inversiones y retrasando algunos lanzamientos por la menor demanda de eléctricos en Europa.
Más que eléctricos: una posible colaboración en vehículos comerciales ligeros
El acuerdo no se limita al vehículo particular. Renault y Ford también han firmado una carta de intención (LOI) para estudiar el desarrollo conjunto de vehículos comerciales ligeros (VCL), un segmento tradicionalmente clave para ambas compañías. El objetivo es compartir costes industriales, acelerar tiempos de lanzamiento y disponer de productos más competitivos en un mercado en plena reconversión hacia la electrificación obligatoria.
Si esta cooperación se materializa, Ford y Renault podrían convertirse en una de las alianzas de referencia en VCL eléctricos en Europa, un terreno en el que Stellantis domina con claridad y donde Mercedes mantiene posiciones estratégicas muy relevantes.

La visión de los CEO: innovación, agilidad y eficiencia
François Provost, consejero delegado de Renault Group, ha subrayado el orgullo de la compañía por recuperar una cooperación histórica con Ford. Según sus palabras, la alianza refuerza la “competitividad estructural” del grupo francés y demuestra su fortaleza como socio industrial.
Jim Farley, presidente y CEO de Ford, ha sido todavía más explícito: este movimiento permite a Ford encarar la nueva década con una estructura más ligera, más eficiente y mejor enfocada a un cliente europeo cada vez más exigente. Y envía un mensaje claro: Ford no quiere quedarse atrás en electrificación, pero tampoco está dispuesta a asumir en solitario el coste brutal que implica competir en igualdad con Tesla, BYD o el bloque europeo liderado por el Grupo Volkswagen.
¿Y qué pasa con la alianza Ford–Volkswagen? El gran interrogante
La nueva relación entre Ford y Renault obliga a mirar inevitablemente hacia otra alianza clave de los últimos años: la colaboración Ford–Volkswagen en torno a la plataforma eléctrica MEB y al desarrollo conjunto de vehículos comerciales.
Un vínculo que ya venía debilitándose
Aunque la relación entre Ford y Volkswagen nació con ambición —compartición de tecnología, desarrollo de pick-ups, eléctricos comunes, sinergias en software—, los últimos años han evidenciado un enfriamiento progresivo:
- Ford ya había anunciado que solo desarrollaría un único modelo adicional sobre la plataforma MEB, descartando los planes inicialmente previstos de toda una familia eléctrica.
- El retraso en la estrategia de software de VW y los sobrecostes asociados al proyecto Cariad habían complicado la colaboración técnica.
- La apuesta de Ford por su propia arquitectura eléctrica global para EE.UU. también reducía el atractivo de la MEB para su estrategia a largo plazo.
La entrada de Renault cambia definitivamente el equilibrio
Con el movimiento anunciado hoy, Ford se vincula de forma directa a Ampere, una plataforma moderna, eficiente y pensada para las necesidades concretas del mercado europeo. Y esto, en la práctica, reposiciona la relación con Volkswagen:
1. La electrificación de Ford en Europa pasa de MEB a Ampere
El papel de Volkswagen como proveedor tecnológico queda relegado. Ford reorienta su gama hacia soluciones francesas, dejando a MEB como una vía secundaria o residual.
2. Los vehículos comerciales compartidos con VW quedan en un segundo plano
Aunque la alianza en pick-ups y comerciales sigue vigente, la firma de una LOI con Renault para explorar VCL conjuntos envía una señal inequívoca: Ford pone sobre la mesa alternativas a Volkswagen y busca un mayor equilibrio en su red de socios.
3. El tablero de alianzas europeas se vuelve más fluido
Ford deja de estar anclada al grupo alemán y pasa a jugar con mayor libertad estratégica. Renault, por su parte, gana un socio de peso en un momento clave para Ampere y para su transformación interna.

¿Ruptura? No, pero sí un “reajuste silencioso”
Nada apunta a una ruptura explícita entre Ford y Volkswagen, pero sí a una reducción sustancial de la interdependencia. Las colaboraciones futuras serán más acotadas y probablemente centradas en segmentos concretos donde aún existan sinergias claras.
En cambio, la relación Ford–Renault se proyecta como más industrial, más inmediata y más relevante para la estrategia eléctrica de ambas compañías en Europa.
Una alianza que marcará el camino del mercado europeo
En conjunto, este acuerdo refuerza un mensaje claro: ningún fabricante quiere recorrer solo el tortuoso camino hacia la electrificación total. Las inversiones son colosales, los márgenes se estrechan y las regulaciones aprietan. Compartir plataformas, software, fábricas y know-how no es solo una opción; es una necesidad.
Renault se consolida como uno de los actores más influyentes en el ecosistema eléctrico europeo. Ford gana tiempo, tecnología y competitividad. Y Volkswagen, aún líder industrial, tendrá que recalibrar su papel como socio tecnológico en un mercado donde las alianzas ya no son estables, sino tácticas y cambiantes.
En un escenario europeo de enorme presión competitiva, esta nueva conexión franco-estadounidense promete marcar la agenda de los próximos años.

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