
Las marcas premium de Stellantis —Alfa Romeo, DS Automobiles y Lancia— cierran 2025 como un ejercicio de contención, con una presencia discreta en el mercado español y una cuota conjunta del 3%. Sin urgencias aparentes, pero con la presión creciente de los fabricantes chinos y un mercado en plena transformación, el grupo afronta un 2026 decisivo para demostrar si su apuesta por el lujo europeo puede convertirse en un negocio rentable y sostenible a medio plazo.
El ejercicio 2025 está siendo, para las marcas premium del grupo Stellantis, un año de transición cargado de matices. No es un periodo de grandes cifras ni de titulares comerciales espectaculares, pero sí un curso clave para entender hacia dónde se dirige la estrategia del consorcio en el segmento alto del mercado y qué riesgos —internos y externos— se vislumbran en el horizonte.
Con una cuota de mercado conjunta del 3% en España, el llamado Clúster Premium Stellantis, integrado por Alfa Romeo, DS Automobiles y Lancia, se mueve en un terreno delicado: prestigio histórico, identidad clara y productos bien posicionados… pero aún lejos del peso comercial de los grandes gigantes premium alemanes y con la sombra alargada de los nuevos actores chinos planeando sobre el sector.
Un 2025 de resistencia más que de expansión
El comportamiento de las marcas premium de Stellantis en 2025 no puede analizarse en clave de crecimiento agresivo. Ha sido, más bien, un año de consolidación, de sostener posiciones y de preparar el terreno para un 2026 que sí se presenta como decisivo.
En un mercado español marcado por la incertidumbre económica, la transición hacia la electrificación y una creciente presión de precios, el 3% de cuota no es un mal resultado para un tridente que juega más la carta de la diferenciación que la del volumen. Sin embargo, también deja claro que Stellantis aún no ha conseguido convertir su músculo industrial y financiero en una verdadera alternativa premium de masas.
Alfa Romeo: identidad fuerte, volumen limitado

En 2025, Alfa Romeo sigue siendo, de las tres, la marca con mayor reconocimiento emocional. Su ADN deportivo, construido desde 1910, continúa siendo su mayor activo, pero también su mayor corsé. La gama actual, sostenida fundamentalmente por Tonale, Giulia y Stelvio, mantiene el pulso en imagen, aunque acusa el paso del tiempo frente a rivales más renovados tecnológicamente.
El cliente de Alfa Romeo sigue siendo fiel, pero escaso. El reto no está en convencer, sino en llegar a más público sin diluir la esencia. Stellantis lo sabe, y por eso 2025 ha sido un año de espera, de afinar posicionamiento y de preparar una ofensiva que llegará con fuerza a partir de 2026, cuando la electrificación y las nuevas plataformas deberán jugar a favor de la marca italiana.
DS Automobiles: lujo francés en busca de mayor relevancia

DS Automobiles sigue siendo el proyecto más conceptual del clúster premium. Nacida oficialmente en 2015 pero anclada en el mito del DS “Tiburón” de 1955, la marca ha apostado en 2025 por una estrategia continuista: diseño cuidado, interiores diferenciales y una narrativa centrada en el savoir-faire francés.
El problema de DS no es de producto, sino de visibilidad. En España, su cuota sigue siendo modesta y su posicionamiento, a medio camino entre lo aspiracional y lo exclusivo, todavía no ha calado de forma masiva. El anuncio de un vehículo innovador en la gama DS Automobiles para 2026 es, en este sentido, una jugada clave: o marca un antes y un después o corre el riesgo de seguir siendo una marca apreciada… pero minoritaria.
Lancia: el renacimiento más delica
Si hay una marca que simboliza 2025 como año de transición, esa es Lancia. Tras años en la irrelevancia comercial, el renacimiento de la firma italiana se ha planteado como una operación quirúrgica, lenta y muy medida. El regreso a los mercados europeos, con una imagen renovada y un discurso centrado en la elegancia del Made in Italy, ha generado expectación, pero aún no cifras significativas.
Todo gira alrededor de 2026, cuando Lancia cumplirá 120 años y lanzará el nuevo Lancia Gamma, un modelo llamado a ser el verdadero termómetro del relanzamiento. En 2025, Lancia ha sembrado imagen y relato; el próximo año deberá cosechar ventas.

2026, el año que lo cambia todo
El consenso dentro del sector es claro: 2025 no define el futuro del clúster premium de Stellantis, pero 2026 sí lo hará. Nuevos modelos, electrificación más avanzada, series especiales y una ofensiva de producto más coherente deben convertir el prestigio en negocio.
La clave estará en si Stellantis es capaz de dotar a estas marcas de suficiente autonomía creativa y tecnológica sin perder sinergias industriales. Alfa Romeo necesita más producto y más frescura. DS, un icono moderno que la coloque en el radar del gran público premium. Lancia, demostrar que su regreso no es solo nostalgia bien empaquetada.
¿Existe riesgo de una OPA china?
La gran pregunta flota en el ambiente: ¿puede un grupo chino intentar una OPA sobre alguna de estas marcas premium? A día de hoy, el riesgo es bajo, pero no inexistente.
Por un lado, Stellantis es un gigante con una capitalización y una estructura accionarial que hacen muy difícil una operación hostil. Además, las marcas premium del grupo no están aisladas: forman parte de una estrategia global y de plataformas compartidas, lo que complica su venta individual.
Sin embargo, el interés de los grupos chinos por marcas europeas con historia es real. Ya lo hemos visto en el pasado con otros fabricantes. Si alguna de estas firmas no lograra despegar comercialmente tras 2026, el debate interno podría surgir, no tanto sobre una OPA externa, sino sobre alianzas, participaciones o fórmulas de colaboración industrial.
Un futuro abierto, pero aún en manos de Stellantis
Las marcas premium de Stellantis llegan al final de 2025 vivas, con identidad y con un plan claro. No dominan el mercado, pero tampoco están en retirada. El verdadero examen está a la vuelta de la esquina.
Si 2026 cumple lo prometido, Alfa Romeo, DS Automobiles y Lancia pueden consolidarse como un tercer polo premium europeo, alternativo a Alemania y con personalidad propia. Si no, el ruido de fondo —incluido el capital chino— empezará a sonar cada vez más alto.

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