La verdad es que es difícil quedarse sólo con una de las seis generaciones del compacto más mítico de todos los tiempos. Desde el inigualable GTI de la serie I, el Padre de toda una clase de automóviles que hoy levantan pasiones hasta el Golf serie V que retomó sus orígenes por los cuernos y cargó su ADN con adrenalina de la que crea adicción siempre ha habido una versión en cualquiera de las series que merecía la pena comprar con el corazón, la cabeza y con todos los sentidos.
Ahora me viene al pelo sin embargo la serie III y ese GTD que supuso toda una revolución al mezclar en el mismo «tarro» las esencias de un GTI con las virtudes de un diésel, llevando en la siguiente generación este concepto al extremo al llamar GTI a un coche propulsado por gasóleo… No era sin embargo lo mismo. Pues bien, en esta sexta generación la cosa vuelve por sus fueros y se retoma la denominación GTD, mucho más apropiada y sin pretensiones que le vengan grandes. Un superventas de hecho y por derecho, y si no al tiempo. Os dejo que lo veáis con vuestros propios ojos. ¡Buen fin de semana!
