La marca del rayo llevaba una época fabricando modelos carentes de atractivo para el cliente «selecto», y aunque las últimas versiones aportaban un buen cúmulo en lo que a sensaciones se refiere, les faltaba un algo de distinción para no parecer el más macarra del barrio.
Pero todo eso ha cambiado con la llegada del Insignia. Parece que esta berlina ha sido el primer paso de una revolución en la casa, y tras llevarse el premio como coche del año en europa y haber recibido halagos desde todo tipo de frentes ahora se nos presenta la versión más prestacional y emocionante de todas, la OPC (Opel Performance Center), y en este caso además con la polivalente carrocería Station Wagon. A priori me encanta.
Con un motor 2.8 V6 turbo de 325 cv las prestaciones son de infarto, y exteriormente lo que más llama la atención son las llantas de 20 pulgadas con neumáticos 255/35 y pinzas de freno Brembo para asegurar agarre y frenada en todo tipo de condiciones. Otro signo de su carácter es el botón OPC, que sustituye al botón Sport que encontramos en la versión deportiva del Insignia, aunque a diferencia de éste el OPC cuenta con modos “normal, deportivo y más deportivo”: Normal, Sport y OPC Mode. Qué se agarren bien los niños por favor. ¡Buen fín de semana!

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