
La frontera entre una berlina y un coupé es tan sutil como la línea del techo de este último. En otros tiempos, cuando el mundo del automóvil aún presentaba claras estructuras, un coupé tendría dos puertas y bajo ningún concepto una columna B. En el año 2004, Mercedes hizo tambalear las estructuras de este mundo y desencadenó una crisis en este segmento del mercado. ¿Es el CLS un coupé de cuatro puertas? ¿O es una berlina con una gran campaña de marketing? Independientemente de lo que digan los envidiosos o los amantes del CLS, una cosa es segura: tiene mucho éxito.
Y entonces llegó Volkswagen con el Passat CC – abreviatura de Comfort Coupé – con la intención de amedrentar a los de Stuttgart, ya que la creación de los ingenieros de Wolfsburg es 15.000 euros más económico, aunque el Passat es doce centímetros más corto y su base es menos glamorosa y tecnológica que la del Mercedes Benz. Ello no quita que con el Passat CC, VW ha realizado un trabajo ejemplar. En 4,80 metros de longitud, cuatro pasajeros viajan en primera clase, pues la renuncia al asiento central de emergencia en la parte trasera proporciona mucho espacio para los ocupantes de los asientos traseros. Lógicamente, la línea del techo hace que la habitabilidad de la cabeza sea menor, pero al mismo tiempo genera una sensación de seguridad y deportividad que me gusta. El cuero blando y los asientos deportivos de contornos bien trazados adulan a los ocupantes e invitan a difrutar del trayecto.
