KTM fabrica motos que enamoran tanto a la vista como por comportamiento, y la nueva Freeride, una moto de enduro completamente eléctrica con el aspecto de una moto convencional, promte seguir esa senda con una solución altamente competitiva aunque algo cara.
Su chasis tubular de acero pesa menos de 15 kg, el peso del conjunto es de sólamente 90 kg y la batería, que es de iones de litio, cuenta con una capacidad de 2.5 kWh. El motor eléctrico envía directamente a la rueda trasera por medio de una cadena convencional 30 CV de potencia y 45 Nm de par motor, lo que permitirá sensaciones fuertes.
Su autonomía en un uso habitual, es decir dando buena cuenta de caminos de grava y arena o circuitos de cross (no con la versión de supermotard), podría llegar hasta la hora y media, y la recarga completa tarda menos de dos horas. Su precio, 10.000 €, y ahí está el gran problema.
La americana Zero X, que sólo pesa 73 kg y lleva un motor de 23 CV que entrega un par cuantioso de 68 Nm en un chasis de aluminio ligero que pesa menos de 6 kg, arroja mejores prestaciones. Su precio en EEUU es además de 7.495$, cerca de la mitad de lo que costará esta KTM al otro lado del charco. A pesar de todo, bravo por la apuesta de KTM.



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