La carrocería familiar de la berlina media de Jaguar, el XF Sportbreak, se posiciona como el modelo más estético y elegante de su segmento sin renunciar a un amplio espacio interior y a cierto aire deportivo. Combinada con el bloque V6 diesel más potente da como resultado un vehículo plenamente satisfactorio.
Las berlinas familiares del segmento D llevan muchos años copadas por los fabricantes alemanes lideradas por el Audi A6 Avant, pionero y líder, y nadie parecía dispuesto a plantar cara con todos los argumentos en uno de los nichos de mercado más atractivos para destacar y conseguir nuevos clientes. No en vano en nuestro país cada vez somos más conscientes de la versatilidad que aportan estas carrocerías sin que suponga ninguna merma de la capacidad de distinción, y la llegada del Jaguar XF Sportbrake supone un soplo de aire fresco y elegante muy necesario.
Parece como si el poco apreciado por el público Jaguar X-Type Wagon de principio de siglo hubiera sido un ensayo fallido para la marca inglesa, pudiendo ser que su semejanza mecánica con el Ford Mondeo supusiera un elevado lastre o que los clientes de la marca no estuvieran preparados todavía para ello, así que a la hora de desarrollar la versión familiar del XF los ingenieros han puesto toda la carne en el asador. Los 5 años que ha tardado en llegar esta carrocería desde que se estreno la berlina en el 2007 dan fe de ello.




