Finalmente otro de los culebrones que GM emprendió en su vasta reestructuración no ha acabado en final feliz y habrá que decir adiós a la marca Hummer. Nacida bajo el slogan, «No hay nada parecido», parecía que su venta a la empresa china Sichuan Tengzhong Heavy Industrial Machinery Co. era un trato firme, pero las negociaciones se han ido al traste por culpa del ministerio de comercio chino y General Motors ha ordenado el cierre y desmantelamiento de su división de todoterrenos extremos.
Es una marca que no genera ni tiene perspectivas de generar beneficios por lo que va a cerrarla, tal y como ya hizo con Pontiac o Saturn. Hace tiempo que la producción se había detenido como consecuencia de un desplome de las ventas a consecuencia de la creciente corriente ecológica de los compradores y la absoluta ineficiencia energética de estos mastodontes, llegando al punto de que todavía no se ha logrado dar salida a los stocks de Hummer H2 y H3 que aún quedan en los concesionarios. Las garantías y el suministro de piezas de los actuales propietarios parecen estar aseguradas.


