Tras ver la configuración general del Opel Corsa GSi nos metemos en harina para ver cómo va. El bastidor de este pequeño deportivo es monocasco, con suspensión delantera independiente de tipo McPherson y un eje trasero que, para no disparar los costes, opta por un esquema de brazo tirado con eje de torsión. Las estabilizadoras son más anchas en el modelo 2010 y la batalla y el ancho de vías del GSi es idéntico al de los demás Corsa, mientras que en la báscula arroja 1.300kg, lo que no se puede considerar poco para su tamaño.
Al arrancar el motor tiene un sonido claramente diesel, y las vibraciones se dejan sentir con claridad en el habitaculo. Durante los primeros compases el Corsa GSi se muestra como un buen animal de ciudad, y no resulta nada tosco en el tráfico denso. El firme tarado de la suspensión y los neumáticos de perfil bajo en llanta de 17 no le restan mucho confort, y callejear a sus mandos no supone ninguna tortura. Y eso que la dirección asistida del Opel Corsa GSi es eléctrica y resulta algo dura en las maniobras de aparcamiento, aunque una vez en marcha se muestra muy adecuada a su personalidad.





