Ya he dicho en más de una ocasión que pocos son los fabricantes que quieren perderse la jugada de los SUVS compactos y su arrollador éxito comercial. La incursión de los competidores coreanos en este escenario goza cada día de más adeptos gracias a sus productos equilibrados y competitivos, aunque el tema del precio empieza a acercarse peligrosamente a los generalistas europeos y eso deben compensarlo con más calidad.
El KIA Sportage es un “tuercecuellos”, un coche cuya estética impresiona y que tiene las armas necesarias para competir de tú a tú con “cocos” del segmento como el Nissan Quashqai, y como se trata del primer modelo de la marca tras el que me pongo al volant, he optado por elegir la versión de acceso de gama para comprobar las sensaciones que me transmite, ya que hoy la factura final es el aspecto más valorado por los consumidores.





