Tras una semana rodando con el Opel Astra ST 2.0 CDTi son muchos los detalles por los que me ha convencido de que es uno de los compactos familiares más interesantes del mercado, pero entre sus particularidades más destacables encuentro 9 detalles que son para enmarcar y 1 que hay que solucionar con urgencia:
– El diseño de su trasera. Con reminiscencias fastback consigue una armonía de formas elogiable.
– El maletero cubica 500 litros. Se posiciona como una alternativa real a las berlinas como coche de familia.
– El sistema Flex-Fold de los asientos traseros. Permite crear un espacio de carga de 1.500 litros con sólo pulsar 2 tiradores.
– La suspensión Flex-Ride. Permite tener un coche con tres personalidades distintas a golpe de botón.
– El modo Sport del Flex-Ride endurece la suspensión, la dirección y afila el acelerador para contentar a los conductores más dinámicos de una forma claramente apreciable.
– Los faros de xenón Flex-Light. Uno de los mejores sistemas de iluminación del mercado con sus 10 funciones diferentes.
– Los asientos ergonómicos. Certificados por la asociación alemana de medicina permiten devorar kilómetros sin fatiga y sujetan a la perfección el cuerpo en tramos de curvas.
– El reconocimiento de señales. Permiten una conducción certera en momentos que dudamos de los límites de velocidad.
– La iluminación ambiente del interior. Tanto las luces del salpicadero, palanca de cambios como de las puertas y techo crean una atmósfera placentera para viajar de noche.
– * Este último detalle se ve claramente empañado por la luminosidad de la pantalla de navegación. Su intensidad e imposibilidad de adecuada regulación cansan la vista y hacen necesario taparla en tramos de mucha oscuridad. Habría que introducir una opción que permita su apagado parcial, sin tener que desactivar el sistema.
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