Para poder establecer un juicio crítico de un coche tan descomunal como es el Mercedes GL 63 AMG y sus cifras estratosféricas lo hemos sometido a un enfrentamiento con su hermano de gama más frugal, el ML 250 CDI Bluetec. Uno dobla al otro en casi todos los registros y se muestra inconmensurable.
Cuando salió al mercado en 2006, el Mercedes GL se posicionó como la carrocería larga del ML ante la ofensiva de modelos con 7 plazas que comenzaron a poblar el mercado de los SUV de lujo, y fiel al espíritu de su insignia este nuevo representante quiso ser desde el primer momento el más confortable y suntuoso de sus rivales, algo así como el Clase S de los SUV, con una línea de carrocería muy cuadrada que sin duda es ya marca de la casa y proporciona mucho carácter.
El año pasado estrenaba su segunda generación con mayor espacio y confort en todos los sentidos pero con mayor eficiencia gracias a la construcción ligera en aluminio que consigue un ahorro de peso de más de 100Kg. Gracias a la dieta, este gigante de 5.12m de largo llega a cumplir la normativa de emisiones Euro VI con la mecánica diésel GL 350 BlueTEC de 258CV, dotada de un sistema de reducción de óxidos de nitrógeno y con un consumo homologado de 7,4 litros a los 100 kilómetros. Asombroso.